La piel es mucho más que una simple envoltura, es un órgano muy relevante para la salud humana. Sirve como primera línea protectora del cuerpo, pero también, es un órgano complejo que muestra vínculos esenciales con factores ambientales y emocionales como, por ejemplo, el estrés.
Cuando se trata de cuidar la piel, siempre se apunta a los factores externos, la polución, las temperaturas extremas y los productos irritantes. Estos son temas importantes porque son fáciles de detectar. Sin embargo, hay otro agresor de la piel que también es silencioso y que es mucho más difícil de tratar: el estrés psicológico y emocional.
Aunque cada vez están menos estigmatizados, los problemas emocionales o psicológicos siguen siendo un tema tabú. Un problema del que no se habla con otros o que incluso cuesta identificarlo en uno mismo. Es más fácil detectar un grano en la piel e intentar taparlo, que entender que lo que realmente estamos ocultando es el estresor psicológico que provocó su aparición.
¿Cómo afecta el estrés psicológico a la piel?
El estrés es una respuesta natural del cuerpo a situaciones que considera una amenaza. La respuesta al estrés se activa a través del sistema nervioso simpático, lo que aumenta la producción de hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas pueden afectar a varios sistemas del cuerpo, incluyendo la piel.
Tipos de estrés que afectan a la piel
El estrés puede estar provocado por factores muy diversos. De forma muy resumida, podríamos agrupar sus causas en tres grandes tipos:
- Estrés ambiental: Es provocado por condiciones adversas del entorno que pueden afectar negativamente la salud de una persona. Estas condiciones pueden incluir la exposición a la contaminación del aire, la temperatura extrema, la humedad, el viento y otros factores ambientales similares.
- Estrés fisiológico: Es una respuesta natural del cuerpo a situaciones de estrés que pueden afectar la homeostasis del organismo. Este tipo de estrés puede ser causado por factores como el ejercicio intenso, la falta de sueño, una lesión o enfermedad, entre otros.
- Estrés psicológico: Es una respuesta emocional y mental a situaciones estresantes en la vida de una persona. Puede ser causado por factores como la presión en el trabajo, los problemas familiares, pérdida de un ser querido, discusiones de pareja…
Efectos del estrés en la piel
El estrés altera el sistema inmunológico de la piel, lo que la hace más vulnerable a infecciones y enfermedades. La hace más sensible al daño, enlentece la cicatrización, causa envejecimiento prematuro y potencia la aparición de condiciones como psoriasis, dermatitis atópica y acné.
Los cambios que se producen en épocas de mayor estrés desencadenan procesos alérgicos e inflamatorios. El mecanismo de cómo el estrés afecta a la piel sigue siendo bastante inexacto, pero investigaciones recientes han encontrado pruebas que sugieren que se debe, principalmente, a cómo las proteínas de colágeno y elastina se ven afectadas por el estrés. Veamos algunos mecanismos de acción para poner algo de luz sobre el origen de estos síntomas:
- Descenso en la capacidad de reparación de la piel: el estrés crónico puede disminuir esta capacidad de la piel y tardará más en sanar después de una lesión o una enfermedad. Según este estudio, una discusión de pareja de media hora de duración que haya implicado una fuerte carga emocional puede retrasar la autocuración de una herida más de 24 horas.
- Aumento del cortisol: El estrés psicológico aumenta la liberación de mediadores neuroendocrinos cómo son las hormonas CRH y ACTH, que inducen a su vez la liberación de cortisol. Y el aumento de cortisol, produce una alteración de los neuropéptidos y modifica la barrera hidrolipídica. Esto puede provocar inflamación, sequedad, exceso de sebo o enrojecimiento en la piel. La reacción en la piel es diferente en cada uno, ya que somatizamos el estrés de distintas maneras. Lo más común es ver cómo aparecen procesos acneicos, debido a una sobreproducción de sebo, pero también, podemos responder con el efecto diametralmente opuesto: una hipersensibilidad cutánea por una falta completa de lípidos en la función-barrera.
- Dañar la microbiota de la piel: Como primera línea de defensa inmunitaria humana, la piel previene de la invasión de patógenos y está fuertemente influenciada por la microbiota de la piel. La piel humana está colonizada por diversos microorganismos comensales que dan forma al entorno de la misma. El estrés puede dañar la microbiota de la piel y con ello causar desde erupciones hasta afecciones más graves.
Patologías de la piel relacionadas con el estrés
Acné
¿Nunca has sufrido acné o conocido a alguien que lo padeciera? Seguro que sí. Es una enfermedad tan común que casi el 80 % de los adolescentes entre los 13 y los 18 años la padece. Es tal su impacto que, según un estudio de la Asociación Española de Pediatría, representa el 25 % de las consultas de dermatología.
El estrés psicológico puede desequilibrar la producción de sebo en la piel, lo que puede contribuir al desarrollo del acné. Es una afección que se caracteriza por la presencia de espinillas o puntos negros y que se produce cuando los poros de la piel se obstruyen con grasa, bacterias y células muertas de la piel. El estrés puede tener un impacto significativo en la aparición y empeoramiento del acné. El estrés aumenta la producción de ciertas hormonas, como el cortisol, que pueden estimular las glándulas sebáceas en la piel y aumentar la producción de sebo. El exceso de sebo obstruye los poros de la piel y puede provocar la aparición de espinillas y puntos negros.
Desequilibrar la microbiota cutánea puede provocar acné. Cuando estamos estresados, el sistema inmunológico se debilita y esto puede afectar negativamente la microbiota de la piel. El estrés también puede aumentar la producción de cortisol, una hormona que puede afectar la microbiota de la piel al reducir la cantidad de bacterias beneficiosas y aumentar la cantidad de bacterias patógenas. Por tanto, de forma indirecta, cuando el estrés incide en el desequilibrio de nuestra microbiota, como efecto paralelo puede desarrollar acné vulgar e incluso dermatitis atópica. Esta relación entre la salud de la piel y el equilibrio de la microbiota también es recíproco: equilibrarla de nuevo puede ser la solución al problema y por ello, se están empezando a plantear innovadores tratamientos que ponen el foco en el papel de la microbiota cutánea.
Psoriasis
La relación entre el estrés y la psoriasis es compleja, pero se cree que el estrés puede desencadenar brotes de psoriasis o empeorar la afección en personas que ya la tienen. La psoriasis es una enfermedad inflamatoria y autoinmune compleja con cierto componente de predisposición genética. Está caracterizada por la presencia de placas eritematosas, bien delimitadas, cubiertas por escamas nacaradas, localizadas normalmente en codos, rodillas y en el cuero cabelludo.
El estrés puede afectar el sistema inmunológico y aumentar la inflamación en el cuerpo, lo que puede empeorar los síntomas de la psoriasis. El avance en la comprensión de esta afección comenzó en los años 70, cuando se descubrió que un paciente con psoriasis mejoró significativamente después de recibir un medicamento inmunosupresor para prevenir el rechazo a un trasplante. Aquel caso demostró el componente autoinmune de la enfermedad y llevó al descubrimiento del importante papel que juegan los linfocitos T y otras células inmunitarias en el desarrollo de las placas psoriásicas.
Desde entonces, se sigue avanzando en la comprensión de esta afección y descubrimientos recientes sugieren que otros componentes, como los neuropéptidos liberados por el sistema nervioso periférico y la microbiota de la piel, también pueden ser mediadores de esta enfermedad.
Investigaciones recientes sobre la relación entre el estrés psicológico y las afecciones de la piel
A medida que se realiza más investigación, se está descubriendo más sobre cómo el estrés psicológico puede desencadenar o empeorar las afecciones en la piel.
La piel responde activamente al estrés psicológico, con la participación de las células inmunitarias de la piel, las hormonas y los neurotransmisores. Por ello, el conocimiento de la psiconeuroinmunología como campo interdisciplinario es muy importante para una mejor y más amplia comprensión de las enfermedades de la piel y para obtener mejores resultados terapéuticos en los pacientes.
Uno de los aspectos más distintivos es que la piel, los sistemas endocrino, nervioso e inmunológico ya no pueden tratarse de forma autónoma, sino que deben considerarse como un gran complejo multidireccional.
Aspectos psiconeuroinmunológicos de las enfermedades de la piel
Dado que los problemas emocionales pueden influir en el desarrollo de muchas enfermedades dermatológicas, debemos prestar especial atención a la comunicación entre la mente y la piel. Esta involucra al sistema psico-neuro-inmuno-endocrino-cutáneo, que abarca las actividades del cerebro, el sistema inmunológico y la piel, con la participación de diferentes neuropéptidos, interleucinas y mensajeros del sistema inmunológico.
Es tan importante la relación entre la piel y nuestra psicología que muchas enfermedades dermatológicas comunes tienen una patogenia relacionada con la mente, lo que explica parcialmente el desarrollo de lesiones cutáneas.
Desvelando el eje piel-cerebro
Os dejamos tres artículos de los muchos artículos que ponen en evidencia esta relación psiconeuroinmunológica de las enfermedades de la piel:
- En este interesante artículo se detalla cómo los estresores emocionales, tanto agudos como crónicos y diversas dermatosis (tales como psoriasis, dermatitis atópica, urticaria, verrugas virales, herpes simplex, vitíligo, acné, alopecia, prurito, etc.) están relacionados con diferentes citocinas y mediadores producidos en la piel.
- Este otro estudio también proporciona una mayor comprensión de cómo el estrés puede causar una red compleja de reacciones en la piel que afectan a varias enfermedades dermatológicas como la psoriasis, la dermatitis atópica, la urticaria crónica, infecciones de virus del papiloma humano/verrugas, pérdida de cabello y acné.
- En este estudio, se han sugerido varias rutas del eje piel-cerebro, que incluyen el sistema inmunológico, el eje HPA y el sistema nervioso periférico y central, incluyendo las respuestas de la microglía. Estas rutas proporcionan puntos de partida para investigar los mecanismos moleculares de las comorbilidades neuropsiquiátricas en la dermatitis atópica y la psoriasis.
Pero más allá de los estudios en sí y de la jerga profesional que se desarrolla en ellos, ¿qué implica esto para tu piel? El estrés psicosocial es un factor que perturba el equilibrio entre los sistemas nervioso, endocrino e inmunitario, lo que puede empeorar o desencadenar enfermedades.
¿Cómo se puede reducir el impacto del estrés psicológico en la piel?
Para poder reducir los impactos cutáneos del estrés psicológico es imprescindible un enfoque integrativo, incluyendo cambios en la dieta, el ejercicio, las prácticas que fomenten la relajación y los patrones del sueño. Hemos seleccionado algunas de estas prácticas esenciales que serán de gran ayuda para tu estrés y tu piel:
Meditación, atención o respiración plena
Tanto la meditación como los ejercicios de atención plena son una excelente manera de reducir el estrés y la ansiedad. Incluso solo cinco minutos de meditación al día pueden tener un impacto significativo en nuestra salud mental y física.
Encuentra un lugar tranquilo donde puedas sentarte cómodamente y enfocarte en tu respiración. Si te resulta difícil concentrarte, actualmente existen muchas aplicaciones de meditación guiada que pueden ayudarte a comenzar.
También pueden ser de gran ayuda los ejercicios de respiración profunda. Siéntate o túmbate en un lugar tranquilo y coloca una mano sobre tu estómago. Inhala profundamente por la nariz y siente cómo tu estómago se expande. Mantén la respiración durante unos segundos y luego exhala lentamente por la boca.
En este estudio publicado en Cell Reports Medicine, conducido por investigadores de la Universidad de Stanford en California, encontró que los ejercicios de respiración plena pueden ser mejor para calmar el estrés y la ansiedad que la meditación, al menos para algunos aspectos en concreto. En este un vídeo realizado por el coautor del estudio y neurocientífico Andrew Huberman, te muestra cómo realizar el suspiro fisiológico.
Ejercicio cardiovascular
La práctica regular de cualquier actividad física puede ayudar a reducir el estrés psicológico y la salud de la piel. También puede aumentar la circulación sanguínea y la producción de colágeno en la piel. En concreto, las variedades de ejercicio cardiovascular, como caminar, correr o andar en bicicleta, pueden ser una excelente manera de reducir el estrés. Durante el ejercicio cardiovascular, el cuerpo libera endorfinas, que son sustancias químicas naturales que nos hacen sentir bien y pueden ayudar a reducir el estrés. Además, el ejercicio regular puede mejorar la salud cardiovascular y reducir la inflamación en el organismo.
Una recomendación adicional, ya sea que medites, realices yoga o cualquier otro ejercicio, es que a ser posible, lo realices en entornos naturales. Un estudio de Psychological Science demostró que la naturaleza es capaz de reponer las habilidades de atención, en ocasiones, afectadas por una rutina estresante. Pasear entre árboles o los baños de bosque tienen beneficios adicionales a un simple paseo por las ruidosas calles de una ciudad.
Dieta que cuida la piel
Una dieta saludable puede ayudar a reducir el impacto del estrés psicológico en la piel, además de aportar nutrientes esenciales en la salud cutánea. Estos son algunos de los grupos de alimentos más beneficiosos:
- Antioxidantes: Estos nos ayudan a proteger la piel del daño causado por los radicales libres. Las frutas y verduras como las bayas, la espinaca, la col rizada, el brócoli y la zanahoria son ricas en antioxidantes.
- Ácidos grasos omega-3: Los ácidos grasos omega-3 son importantes para reducir la inflamación en el cuerpo. Los pescados grasos como el salmón, caballa, arenques o sardinas son grandes fuentes de omega-3.,
- Vitamina C: Es importante para la producción de colágeno, lo que ayuda a mantener la piel firme y elástica. Algunos alimentos ricos en vitamina C son los cítricos, los kiwis, las fresas, los pimientos y el brócoli.
- Zinc: Ayuda a producir colágeno y también reduce la inflamación en la piel. Los alimentos ricos en zinc son las ostras, la carne roja de origen ecológico, las legumbres y las semillas de calabaza.
- Vitamina E: Protege la piel de los daños causados por los rayos UV. Los alimentos ricos en vitamina E son las almendras, las semillas de girasol, el aguacate y el aceite de oliva.
- Agua: La hidratación es importante para mantener la piel saludable. Debes beber agua mineral siempre que tengas sensación de sed y vigilar que el color de tu orina sea de un tono amarillo casi transparente.
Dieta que daña la piel
Además de los alimentos que se deben incluir, también hay ciertos alimentos que se deben evitar. Estos son los más peligrosos:
- Alimentos procesados: Los alimentos procesados contienen, entre otros compuestos, altas cantidades de azúcar y grasas trans, que pueden causar inflamación en la piel.
- Azúcar refinado: El exceso de azúcar refinado puede causar un aumento en los niveles de insulina, lo que puede provocar la aparición de afecciones cutáneas como el acné.
- Grasas saturadas y trans: Especialmente las trans, pueden provocar inflamación sistémica y también en la piel.
- Alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede deshidratar la piel y provocar inflamación.
Por supuesto, todos estos consejos están basados en las recomendaciones para una persona sana sin afecciones de piel concretas. Para otros casos, debes contactar con un especialista para saber cómo puede influir un cambio de alimentación en tu caso particular.
Dormir lo suficiente
Dormir lo suficiente es una de las formas más efectivas de reducir el impacto del estrés psicológico en la piel. Cuando dormimos, nuestro cuerpo se repara y rejuvenece a nivel celular, lo que ayuda a mantener una piel saludable y radiante. La falta de sueño puede provocar un aumento en los niveles de cortisol en el cuerpo, lo que puede afectar negativamente la piel.
Aquí hay algunos consejos para dormir lo suficiente y reducir el impacto del estrés psicológico en la piel:
Establece una rutina de sueño: trata de dormir y despertarte a la misma hora todos los días para establecer una rutina de sueño saludable.
Crea un ambiente de sueño adecuado: asegúrate de que tu habitación esté oscura, tranquila y fresca para crear un ambiente adecuado para dormir.
Evita la cafeína y el alcohol antes de dormir: evita la cafeína y el alcohol antes de dormir, ya que pueden interrumpir el sueño y afectar negativamente la piel.
Dormir lo suficiente es esencial para mantener una piel saludable y reducir el impacto del estrés psicológico en la piel. Asegúrate de seguir estos consejos para dormir lo suficiente y mantener una piel radiante y saludable.
Pedir ayuda profesional
A veces, estos consejos son fáciles de entender pero difíciles de aplicar. Si necesitas ayuda para llevarlos a la práctica o si has aplicado estos consejos, pero la fuente de tu estrés emocional no se ha visto reducida, es recomendable buscar ayuda de especialistas. Un profesional cualificado puede analizar tu caso particular y guiarte en el mejor camino a seguir para mejorar tu situación.
Si tu estrés psicológico ya está fuertemente ligado a una afección o enfermedad cutánea, quizás sea necesario acudir a varios especialistas que ayuden, de forma coordinada, para afrontar tu problema desde una visión integrativa.
Cute sana in mens sana
Para concluir, si la expresión latina mens sana in corpore sano significa: «mente sana en un cuerpo sano», podríamos empezar a utilizar también la expresión cute sana in mens sana. Esta variante nos indicaría la importancia de una mente sana para una piel sana.
En este artículo hemos visto los estrechos vínculos entre la mente y la piel. Cómo mejorar nuestros niveles de estrés puede mejorar los síntomas de nuestras afecciones cutáneas, pero también, cómo nuestra piel puede ayudarnos a detectar que algo no anda bien por ahí dentro. A veces, un síntoma en la piel puede volver visible lo invisible. Puede ser el mejor aliado para tomar consciencia de que el estrés está haciendo daño a nuestras vidas y a nuestros cuerpos. Así que no te limites a ocultar o eliminar estos mensajes y aprovecha su aparición para reflexionar sobre qué los puede estar provocando.